fuente: http://www.elmundo.es/
Los "intelectuales" progresistas no perdieron la ocasión de hacer daño a la Iglesia. El ver a este sujeto comulgando es un insulto a todos los que nos sentimos católicos.
En los medios afines al Imperio, los comentaristas se rasgaban las vestiduras por lo cruel de la decisión de la jerarquía eclesiástica de impedir que unos sacerdotes de base pudieran ayudar a los pobres, al pueblo.
Esta falacia no aguanta un mínimo análisis ya que el Obispo ha tenido un tacto exquisito al permitirles seguir con la labor social; no permitiendo que continúen con la celebración de la misa por no seguir las reglas establecidas.
Si estos sacerdotes no quieren seguir la ortodoxia católica lo tienen muy sencillo: monten una secta y que quien quiera seguirles, que lo haga. Deberían reflexionar por tener a su lado a aquellos que se han mostrado en contra de la Iglesia cada ocasión que han encontrado.
En una organización jerárquica no se puede ir por libre. La liturgia católica tiene unos ritos establecidos que celebran la fe en Jesús. Esto es algo que a los no católicos, anti-clericales en especial, les cuesta mucho entender.